El títere y el enano. El núcleo perverso del cristianismo - Slavoj Zizek

 

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El Deseo y la Traición de la Felicidad

El filósofo esloveno conocido por ser el discípulo más avanzado del filósofo y psicoanalista francés Jacques Lacan, gano popularidad por su estilo provocador y aguda crítica de la cultura contemporánea. Ha dedicado una gran parte de su obra a explorar la compleja relación entre el deseo, la felicidad y la ideología. Para Zizek la felicidad no es un estado al que se pueda llegar de forma estable y duradera, sino más bien un espejismo que la sociedad capitalista nos vende para mantenernos consumistas y conformes.

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El Deseo como Motor Inconmensurable

Según Zizek, el deseo humano no es simplemente una respuesta a una necesidad, sino una fuerza motriz que nos impulsa más allá de lo que necesitamos. Este deseo no tiene un objeto fijo, sino que está en constante movimiento, buscando siempre algo más allá de lo que ya tenemos. Es lo que Zizek llama el objeto a, un objeto de deseo que siempre está fuera de nuestro alcance, una falta fundamental que nos define como seres humanos.

La Felicidad como Trampa Ideológica

La sociedad contemporánea, argumenta Zizek, nos bombardea constantemente con imágenes de felicidad y bienestar, prometiendo que, si consumimos ciertos productos o adoptamos ciertos estilos de vida, finalmente encontraremos la paz interior. Sin embargo, esta promesa de felicidad es una ilusión, una trampa ideológica que nos mantiene atrapados en un ciclo de consumo sin fin.

La felicidad que se nos ofrece es una felicidad falsificada, una felicidad que se basa en la negación de nuestras propias contradicciones y conflictos internos. Es una felicidad que nos impide confrontar los aspectos más oscuros de nuestra existencia y nos mantiene en un estado de alienación.

La Traición de la Felicidad

La felicidad, lejos de ser un objetivo por alcanzar, puede convertirse en una traición a nosotros mismos. Al perseguir la felicidad a cualquier precio, podemos perder de vista lo que realmente importa en la vida. Podemos sacrificar nuestras relaciones, nuestros valores y nuestra propia autenticidad en el altar del bienestar.





Zizek nos invita a cuestionar la idea de felicidad que nos impone la sociedad y a buscar formas más auténticas de vivir. Esto implica aceptar nuestra propia incompletud, nuestra capacidad de sufrir y nuestra necesidad de conectar con los demás en una base más profunda.

Para el filósofo y psicoanalista esloveno, el deseo es una fuerza poderosa que nos impulsa a buscar la felicidad, pero esta felicidad es siempre esquiva y, a menudo, nos lleva por caminos equivocados. La sociedad capitalista explota nuestro deseo de felicidad para vendernos productos y servicios que no necesitamos, creando así una cultura del consumo que nos aleja de lo que realmente importa.

¿Qué te parece esta perspectiva?

¿Crees que Zizek tiene razón al afirmar que la felicidad es una ilusión?

 

 

Si tienes alguna pregunta o deseas profundizar en algún aspecto particular de esta temática, no dudes en comentar.

Investigación: Sonar

Redacción y edición: Sonar

Fuente de consulta: El títere y el enano. El núcleo perverso del cristianismo, (Paidós, 2005)

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